jueves, 25 de mayo de 2017

Cuerpas


Nos la pasamos trabajando para descifrar las verdades ocultas del alma y de la mente, horas y horas estudiando y pensando, pensando y pensando, enmarañándonos la cabeza, enredando para después tratar de desenredar, en vano, mientras seguimos enredándonos en un mar de supuestos y conclusiones acerca de abstracciones que nosotros mismos creamos, acerca de teorías intangibles e incomprobables de las leyes que rigen nuestra vida, O para terminar cayendo una y otra vez en la única realidad concreta que nos condiciona, para volver siempre sobre la misma cuestión que nos mueve, que nos rige, que nos gobierna, hasta en nuestros actos más banales, esa verdad que es nuestra carne, nuestra sangre, que nos hierve, que se nos hiela, que se nos revuelve adentro, nuestras tripas, nuestros genitales, nuestra piel, nuestros olores y sabores, nuestra grasa que nos cuelga, tan real y necesaria, nuestras lágrimas, nuestro sudor, nuestros dientes, nuestros labios, nuestra lengua, nuestros huesos que nos sostienen, nuestros ojos, nuestro pelo, las manos, los dedos, los pies en el suelo, la cabeza bien puesta, el pecho caliente, la panza contenta, el corazón latiendo. Somos carne y hueso, somos cuerpos. (Somos nuestras bocas gritando verdades al viento.)